domingo, 19 de abril de 2009


Una vez vi un hombre feliz.

Corría en un callejón estrecho, entre edificios muy altos.

Para ver el sol había que inclinar la cabeza hacia atrás y trepar con la mirada hasta lo alto de las paredes.

El corría gozoso, con la camisa abierta.

Reía y gritaba unos ahooo mientras saltaba haciendo muecas en el aire.

No me vio.

Quede prendida a esa imagen, continua corriendo en mi mente, jamás se detendrá.

Jamás permitiré que deje de correr… en mí.

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