Que el mundo fue y será una...
...ilusiòn
ya lo sé.

De chica fui una nena normal.
Amaba la naturaleza, las golosinas y jugar a las muñecas.
Supongo, el problema ahora,
es que me siguen gustando las mismas cosas.

VOLAR

(Del lat. volare.) intr. Moverse por el aire, con sustentación proporcionada por alas. Il fig. Elevarse en el aire y moverse de un punto a otro en un aparato de aviación. Il Elevarse una cosa por el aire, moviéndose algún tiempo por él. Ú.t.c.r. Il Caminar o ir con gran prisa. Il Desaparecer rápida e inesperadamente una cosa. Il Sobresalir fuera del paramento de un edificio. Il Ir por el aire una cosa lanzada con ímpetu. Il Hacer las cosas con gran prontitud y ligereza. Il Propagarse con celeridad una especie entre muchos. Il tr. fig. Hacer saltar con violencia o elevar en el aire alguna cosa, especialmente por medio de una sustancia explosiva. Il Irritar, picar a uno. Il Cetr. Hacer que el ave se levante y vuele. Il Impr. Levantar una letra o signo de manera que resulte volado.

mejor creer y reventar de risa
ademàs... nadie se libra de las interpretaciones

y yo que vivo conmigo todo el tiempo me quedo apoyada en este mundo que imagino

Lucir a la velocidad del viaje.
Poner la imaginación al servicio de la demencia.
Es fácil: el sueño me trajo hasta aquí.
La mejor ventaja es que puedo tomar cuantos colectivos quiera.

Construí un invernadero, me convertí al culto bonsai, liberé los pájaros de mi cabeza ohm pio crik guauh y, como comìa libros antes de leerlos me transformè en papel machè y màs tarde me hice àrbol robusto, peludo, con muchos brazos. Me fui dando cuenta, poco a poco, de modo que tuve tiempo de retirarme y dejarme crecer. Ya comienzo a pensar en madera de manera tal.

O el pozo era en verdad profundo, o ella caía muy despacio, porque Alicia, mientras descendía, tuvo tiempo sobrado para mirar a su alrededor y para preguntarse qué iba a suceder después.

Primero, intentó mirar hacia abajo y ver a dónde iría a parar, pero estaba todo demasiado oscuro para distinguir nada. Después miró hacia las paredes del pozo y observó que estaban cubiertas de armarios y estantes para libros: aquí y allá vio mapas y cuadros, colgados de clavos.

--Me gustaría saber cuántas millas he descendido ya --dijo en voz alta--. Tengo que estar bastante cerca del centro de la tierra.

--¡A lo mejor caigo a través de toda la tierra! ¡Qué divertido sería salir donde vive esta gente que anda cabeza abajo!

Alicia en el país de las maravillas.

Helena da vueltas y vueltas por el espacio infinito y lentamente cae. Rodando, rodando va a parar al fondo de una gran ensalada.

Helena soñó que quería cerrar la valija y no podía, y hacía fuerza con las dos manos, y apoyaba las rodillas sobre la valija, y se sentaba encima, y se paraba encima, y no había caso. La valija, que no se dejaba cerrar, chorreaba cosas y misterios.

Es una necesidad
una liberación fiel del destino negro sinuoso constante.
Paisajes alrededor de tus ojos y una dimensión esferoidal del mundo
con el palpito de la latitud
y las promesas de vientos que vagan a la misericordia del espacio.

Frotaré mis manos con memoria para denunciar esta podrida fruta abrillantada y regalarte una vaca volando un viento armado con rayos un planeta sin alambrados sin hambrientos una poesía en rotación en espiral en realidad.

Mientras no nos demos por perdidos tenemos todas las posibilidades de ganar. Que los sueños no se duerman...

Si volas lo difícil es irse a dormir
¿qué órgano sonará primero?
Me refriego los ojos para inventar constelaciones.
Tengo una voz que nunca hablé,
inmensas catedrales con olor a incienso.
He vomitado con plumas en los bolsillos,
Dios me metió plomo hasta en los dientes.
Idénticas entidades sin identidad
o el dragón de 7 cabezas y ni una sola aspirina.

Conozco uno que sentado agarra las patas de la silla y la levanta en el aire con él incluido, le digo que es sobrenatural y él dice que es solamente mucha fuerza de brazos.

¿ Pensaìs que estuve derrochando tiempo?

El oso inverno medio año y al despertar tardó dos meses en contarme lo que había soñado.

Una vez vi un hombre feliz.

Corría en un callejón estrecho, entre edificios muy altos.

Para ver el sol había que inclinar la cabeza hacia atrás y trepar con la mirada hasta lo alto de las paredes.

El corría gozoso, con la camisa abierta.

Reía y gritaba unos ahooo mientras saltaba haciendo muecas en el aire.

No me vio.

Quede prendida a esa imagen, continua corriendo en mi mente, jamás se detendrá.

Jamás permitiré que deje de correr… en mí.